miércoles, 19 de octubre de 2016

TODO CAMBIA

Hacía tiempo que no escribía nada, y eso que mi obsesión era el cine. Ahora mismo, estoy en una época de cambio. Me han echado del trabajo, y eso que es tan temido por todos nosotros, quiero que resulte una liberación para mí.

Mi blog no lo siguen miles de personas, lo sé, soy consciente de ello. Mi blog solo es "casi" para mí, pero quiero que a partir de ahora, sea el inicio de algo. No sé cómo, pero se avecinan cambios, y me gustaría que el mundo globalizado en el que ahora vivimos sea partícipe de esos cambios.

Pero para saber quién voy a ser o quién quiero ser o puedo llegar a ser, hay que mirar hacia el pasado.

En mi vida, he pasado por varias etapas: Una niñez fabulosa, donde era un niño mimado, muy tierno, inocente, querido por sus padres y al que nunca le ha faltado de nada, pero que a partir de los 13-14 años se empezó a sentir diferente y atormentado.

De repente, empecé a atraído por los hombres. Ufff qué mal. Qué significaba eso? Entraba en los vestuarios del gimnasio y no podía quitar la vista de esos cuerpos desnudos, de esos miembros viriles, de esos culos, y luego a realizar lo que los jóvenes suelen realizar para desfogarse, la "temida" masturbación. Todo me atormentaba, si me masturbaba, lo vivía como un pecado;  si no lo hacía, provocaba poluciones nocturnas, que me atormentaban por si alguien de mi casa las descubría, como si el hecho de "correrme" dormido ya significara que fuera maricón.

Nadie lo podía saber, ni yo mismo. Si por las noches mi mente se dirigía hacia pensamientos eróticos con hombres, los intentaba apartar con muchísima fuerza, quería enamorarme de una mujer, rezaba para que "Dios" (el todopoderoso) me curase y me gustasen las mujeres. Sí, yo también caí en esa trampa. En la religión, quién me ha visto y quién me ve.

Pero nadie me curó, seguía siendo maricón, pero todo en secreto. Sin descubrir mi sexualidad, sin llamarla atención, dejando pasar el tiempo, un tiempo que jamás debería volver. Y en el tiempo en el que los jóvenes descubren, viven, ríen, sienten; yo me amargaba, me recluía, me entristecía, me aislaba de la sociedad. Todo eran los estudios, sacaba buenas notas, era el empollón de la clase, lo cual no me hacía ser el favorito en clase, solo cuando querían que les explicase algún tema o sacarme los deberes gratis. Pánfilo!!!!

Llegó la universidad, y parecía que iba por el mismo camino... pero algo se torció. Descubrí otras verdades, otras gentes. Descubrí que no importaba de donde vinieses, quién fueses, cómo eras. Parecían aceptarte tal cual. No penséis que eso me ayudó a confesar nada, porque no fue así. Me ayudó a sociabilizarme, a reír, a conocer, pero no a sentir, aún no era yo mismo.

Tendría que pasar por una etapa de reconocimiento propio. Es decir, aceptarme yo mismo. Fui a discotecas de ambiente yo solo. A hacer el ridículo, evidentemente. Donde todos reían, saltaban, se mostraban tal y como sentían, yo estaba en una esquina, solo miraba.... Otra vez la vida pasaba y yo no la vivía. Dejaba pasar segundos, minutos,horas de vida que pensaba que podría recuperar, cuando todos debemos tener claro que solo hay hoy, no existe el mañana. Nadie tiene un mañana, ni el bebé recién nacido, ni la persona con más dinero. Nadie acumula horas para volver a gasta más adelante. El día que pierdes hoy, lo pierdes para el resto de tu vida.

Con 22 años (casi debe ser un récord mundial en los tiempos modernos), empecé a exigirme cambios. Como suena, a exigirme. No podía seguir sin vivir. El límite. Una noche cogí una caja de pastillas e intenté suicidarme. No quería seguir viviendo. No tomé ni una sola pastilla, pero el daño psicológico que yo solo me estaba haciendo fue suficiente para parar. Ya bastaba.
Primero, cambio físico. Era el típico gordito con gafas que saca buenas notas en clase. Eso fuera. Me operé de la vista (fuera gafas), dejé de comer (fuera kilos) y conseguí ser delgado. Es verdad que rocé la anorexia, como no, mi desequilibrio psicológico volvía actuar. Parecía que podía llegar a la meta con tantos errores, pero aunque fuera a rastras llegaría.

Una vez conseguido el cambio físico, debía liberar "tensiones". El sexo. Ese tabú que durante años me atormentó, debía vivirlo y experimentarlo. No existían aplicaciones como Wapo, Grindr, Romeo, Meetic, etc. Por lo menos, no para alguien tan abobado como yo. Así que recurrí a los programas nocturnos, tipo call tv, para quedar con un chico, un total desconocido. La primera experiencia mal, como todas las primeras experiencias, pero claro en mi caso se juntaba la falta de comparación. No podía saber si todo iba a ser así siempre. Tuve que repetir. Al día siguiente, con otro chico desconocido. Empezaron a aparecer en mi vida páginas gays, chicos, y la verdad follé bastante. Parecía que había que recuperar el tiempo perdido. Bueno, maticemos, "follar". No practicaba la penetración. Solo magreos, mamadas y tan feliz a casa. También tengo que decir que después de años de penetraciones (tanto de hacerlas yo como dejarme penetrar), la penetración está sobrevalorada. Prefiero diez millones de veces un beso, un buen abrazo, un buen masaje o una buena mamada, que una penetración pura y dura.
Por mi boca y mi polla, pasó media ciudad.Lo disfruté, no lo voy a negar. Pero quizá por mi atormentado pasado, no lo vivía con plenitud. Quería que llegase un príncipe azul que me salvase de mi hastío de vida y me llevase a un mundo de piruletas. Chicos y chichas del mundo, los príncipes azules no existen, como mucho azul marino tirando a morado, que siempre hay algo oscuro. Y tiene que ser así, vivir en un mundo lleno de felicidad sin contratiempos ni dificultades, solo puede soportarlo Leticia Sabater (y fijémonos como ha acabado). Me desvío del tema...

La cuestión es que no me sentía feliz. Seguía ocultando mi terrible secreto a todos y además, con el agravante de que practicaba frecuentemente alguna especie de sexo, pero no llegaba a disfrutarlo con plenitud, ya que parecía que necesitaba el "amor" para disfrutarlo. Lo cual conllevaría a tener pareja. Tener pareja sin contarlo a nadie = cortocircuito cerebral.

Cogí a mi mejor amiga (con la que años después me dejé de hablar) y fue a la primera persona que se lo dije. Gracias Eugenia!!!! No sabes como te agradeceré toda la vida, que estuviera ahí. Tus palabras, tu apoyo. Te necesitaba y te tuve. La vida, luego nos separó, no nos supimos entender, con lo bien que nos entendíamos y con las largas conversaciones nocturnas que teníamos. Aún hoy, años después, te echo de menos. Fuiste una auténtica liberación para mí. Me salvaste.

Con esa liberación, parecía que la tranquilidad llegaba a mi vida. Vale, poco a poco lo podría ir contando. Una mierda!!!! Se lo conté a todos mis amigos, evidentemente. Era feliz con ellos. Podría ser medianamente yo, Eran cómplices de mis encuentros sexuales, de alguna cita que siempre salía rana. Eran mi apoyo. Quedaba la familia. Me agobiaba vivir con ellos, me ahogaba. No podía soportarlos. Se habían convertido en mis enemigos. No me entendían (cómo entenderme si no explicaba nada), les culpaba de no ver lo que yo mismo quise ocultarles, creo que fui injusto con ellos. Desde aquí les pido perdón. Un día estallé, enloquecí, grité y se enteró el mundo. Porque una vez mi familia lo supo, me daba igual el mundo, Ya no tenía importancia el resto de la gente.

Encontré a un ser maravilloso que me volvió a salvar de una etapa gris. Mi novio, Miguel. Bueno ÉL es para mí eso. ÉL con mayúsculas. Puede que no sea muy cariñoso, puede que no demuestre afecto, que no me regale cosas, que se olvide de aniversarios y cumpleaños, pero si tengo un problema está conmigo. Le cuento un quebradero de cabeza (los cuales tengo cada media hora) y se enfada con el mundo porque a mí no me afecte nada. No duerme a veces, por mis propios problemas. Discutimos, mucho, pero de verdad que la vida sin Miguel no seria vida. Me siento feliz, lleno, vivo, hemos vivido lo mejor junto y espero que nada cambie. 8 años y medio de amor, en el que nuestra relación ha evolucionado, y donde yo ya no imagino un futuro sin él a mi lado. Algunos me tachan de dependiente, de necesitarlo. A esa gente les digo que sí, que le necesito, que le quiero, que le amo. Que le acepto tal y como es, así como él me acepta a mí.

Llegamos al punto actual, tengo novio, hasta hace tres días tenía trabajo. Ahora me encuentro en el abismo del futuro, en la incertidumbre del qué pasará. Tengo muchos sueños, y lamentablemente todos necesitan una suma de dinero importante para cumplirse. ¿Qué quiero hacer? Voy a aprender a vivir, quiero ganar tiempo de vida y solo se me ocurre una forma... (CONTINUARÁ)